viernes, 27 de abril de 2012

La camarera (Markus Orths)

Inquietante nouvelle, llena de filos, trampas y espejos que devuelven una imagen distorsionada, pero en la que uno se reconoce muy a su pesar. Una historia de soledades terminales, narrada con gélida elegancia, en la que una mujer al borde del abismo (de un abismo muy parecido a la inexistencia) desarrolla, como peculiar método para sobrevivir, la estrategia de espiar a los demás en lo más íntimo, escondiéndose bajo las camas de las habitaciones de hotel que limpia durante el día. Lo que comienza casi como un juego, el intento de un alma de sentirse próxima a los demás (aunque sólo lo sea físicamente) cuando no conoce ya otro camino para ello, acaba siendo un retrato desolador de una existencia fracturada, irrecuperable, definitivamente alienada. Una novela triste y desasosegante, en resumen, que corta el aliento al hablar de abismos bien cercanos, vidas brumosas al borde del desvanecimiento con las que, ignoradamente, nos cruzamos todos los días.

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