domingo, 17 de junio de 2012

Whisky & Nueva York (Julia Wertz)



Resulta curioso pensar (ah, no, que eso es en la otra ventanilla) que generaciones posteriores a la nuestra, que hasta hace poco sólo podíamos imaginar pimplando y moceándose -vaya dos palabros anticuados- en los parques, vayan encontrando su voz en los medios de comunicación (resulta curioso pensarlo cuando uno, ay, todavía se cree un jovenzuelo, aunque ya peine numerosas canas). Precisamente un medio óptimo para ese precoz acceso al discurso público es el cómic, cuya inmediatez y esencia pop (por mucho que hoy día haya suficientes obras maestras del género como para ser tomado en serio por los más sesudos críticos) lo convierten en el perfecto vehículo de expresión de esas voces que aún se están modulando, y que frecuentemente, en su ingenuidad o su pasión o su rabia, nos recuerdan tanto todo aquello que el tiempo nos ha arrebatado.

"Drinking at the movies" (título original de este libro) es una obra, perdonen por el tópico, absolutamente refrescante. Ése es su valor absoluto, uno nada desdeñable, aunque la autora apenas cuente veintitantos años y nos saque por tanto décadas (sigh) de ventaja en el empeño de mantenernos vivos. Es, también, una obra ganadora de un premio Eisner, por tanto de un cierto empaque. Pero es, sobre todo, una lectura divertidísima, carcajeante y vitalista, pese a su -ocasional- fondo amargo y el tono de autoconmiseración que Julia Wertz usa para narrarnos la vida de... sí, de Julia Wertz.

Julia & Julia
Y es que este libro, sucesión de historias breves -apenas una tosca evolución del clásico formato de la tira cómica- es algo así como el diario personal que Julia Wertz escribió en el periodo de un año y pico (entre principios de 2007 y finales de 2008) con motivo de su traslado desde su San Francisco natal a la Babilonia por excelencia: Nueva York. Todo un rito de madurez para todo joven norteamericano que quiera hacer algo con su vida, que, en manos de la señorita Wertz (no puedo evitar la tentación, tras compartir sus desventuras, de llamarla simplemente Julia) se aleja todo lo posible de los tópicos sobre el sueño americano para narrarnos una deliciosa, casi irresistible comedia de desastres cotidianos.

Cuántos no nos sentiremos identificados con esta secuencia...

Julia es torpe. Es despistada hasta el punto de dejarse olvidadas las llaves dentro de casa tres días de la misma semana. Es desaliñada, absolutamente refractaria a cualquier dictado de la moda, con una actitud grunge más propia de, ejem, generaciones anteriores. Es malhablada, perezosa, incordiante, con dos pies izquierdos y una proverbial tendencia a que la tostada se le caiga, siempre, por el lado de la mermelada. Cambia de trabajo y de apartamento con más facilidad que, ejem, de ropa interior. Y es, además... alcohólica (si bien hay que dejarlo muy claro: ÉSTE NO ES UN CÓMIC-PROGRE-TESTIMONIO SOBRE EL ALCOHOLISMO -menuda pereza sólo de pensarlo- sino un cómic de humor en el que su protagonista bebe "un poco más de lo conveniente", lo que le origina una serie de problemas que caen también bajo el tono general de comedia ligera que recubre gozosamente toda la obra).

Julia y sus trabajos. Y yo me quejo...
Y Julia, también, es encantadora. Supongo que es fácil crear un personaje tan humano cuando su creadora, en cierto modo, sólo tiene que mirarse al espejo (buscándose siempre, inefablemente, el perfil malo). Pero aún así es reseñable lo viva que está su pequeña copia, la vida que de hecho insufla ese feo monigote a estas páginas afortunadas. Uno acaba un poco enamorado de un personaje así, una mujer-desastre, tan poco icónica (o tan icónica, en cambio, de ciertos valores intemporales de cierta juventud en los que aún -¡aún!- resulta fácil reconocerse), frágil e irrompible a un tiempo, tendente a la autocompasión pero inasequible al desaliento, independiente y amiga-de-sus-amigos... pero, sobre todo, una mujer que sabe reírse (a veces implacable, casi cruelmente) de sí misma.

Y que nos invita a reirnos con ella a base de desvergüenza, desprejuicio y tantas cosas que empiezan por -des... Invitación que he aceptado gustosamente en esta primera obra "seria" de Julia Wertz que, espero, no tarde en tener continuidad con las andanzas de una Julia ya convertida en neoyorquina de pleno derecho, dibujante de cómics de éxito, abstemia a la fuerza y sobre todo, siempre, gozoso desastre con patas.

http://www.juliawertz.com/

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